Según los datos del propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cada español y española consume casi 50 kilos de carne durante el año. La Organización Mundial de la Salud especifica que el promedio adecuado para una persona es de al menos 21 kilos al año.
La tendencia en la última década ha sido un descenso continuo en el consumo medio en nuestro país, también en Canarias, si bien durante la pandemia (2020) el incremento aumentó poco más del 10%, lo que se explica, según los expertos, al confinamiento y el aumento del consumo en el hogar.
En 2022, con la vuelta a la normalidad, el consumo de carne retoma su inclinación a disminuir el número de kilos en promedio que se consume en España y en Canarias. Tendencias como el veganismo, evolución del vegetarianismo, la preocupación por el medio ambiente y el impacto de la industria ganadera en la contaminación del mismo y un mayor interés por los hábitos saludables son, probablemente, según apuntan los productores, los motores que impulsan este descenso continuo.
La industria se enfrente a un cambio importante. Menor producción, de mayor calidad y con parámetros sostenibles. Eso implicará también un aumento del precio final que paga el consumidor. Aumentar la calidad y la sostenibilidad lleva implícito un aumento de los costes de producción. Aún así Canarias y España siguen doblando el consumo recomendado según la OMS.
Hay que señalar que este consumo no está aparejado en todo el territorio existiendo una diferencia de +15 kilos por promedio entre los extremos (Castilla y León con una media de 57,5 vs. Extremadura con 41 o Canarias con 44).
La escalada de precios de los últimos meses impulsada por las sucesivas crisis logística y energética está haciendo que el precio final de la cesta de la compra aumente, si bien el ministerio aún no ha publicado los datos finales para 2021 ni previsiones para 2022, ya en 2020 el gasto medio anual por español o española fue de casi 40 euros más que en el año anterior en lo que respecta a la carne (350 € / persona / año).
Sin embargo, a nivel internacional la FAO apunta a un cierto estancamiento de precios desde julio de 2021. Es posible que los efectos de la crisis hayan contrarrestado los efectos de la disminución en el consumo lo que haya favorecido una cierta estabilidad en los precios.
¿Estamos ante un futuro sin carnes? Es absolutamente improbable por diversos motivos.
- La producción de carne está ligada íntimamente a nuestra cultura y nuestra dieta. El ganadero forma parte de nuestro tejido histórico y las vacas, cabras, ovejas, aves y cerdos forman parte de nuestro patrimonio etnográfico.
- La tendencia no es a desaparecer sino más bien a cambiar el cómo producimos. Como decíamos, mejorar la calidad, produciendo en menor cantidad, y aplicando parámetros que hagan a la industria más sostenible, no sólo económicamente sino también, además y sobre todo, medioambientalmente.
- La proteína cárnica, siguiendo indicaciones de la propia OMS, debe estar presente en nuestra pirámide nutricional y no puede (ni debe) ser sustituida. La recomendación de sustituir la carne por pescado aumenta la presión sobre nuestros mares, ya de por sí extremadamente castigados. Y la producción de leche, yogur o quesería sigue necesitando a la industria ganadera como materia prima. Sí es posible sustituir en una pequeña proporción por proteína vegetal, pero no totalmente.
En Jovencasa estamos implicados en ser parte del nuevo presente y futuro de la industria cárnica en Tenerife buscando mejorar constantemente la calidad del producto que distribuimos a nuestros hoteles, restaurantes y puntos de venta.
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